El Banco Central (BCRA) mantuvo sin cambios la tasa de política monetaria en 118% anual, pese a que en agosto la inflación se disparó un 12,4%. La decisión de la entidad que preside Miguel Pesce no era la esperada por los ahorristas, ya que esto implicará que, otra vez, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) volverá a sacarle ventaja a las tasas que se abonan por los depósitos a plazo fijo.
"Indicadores de alta frecuencia reflejan una desaceleración del ritmo de incremento del nivel general de precios desde el pico de la tercera semana de agosto, que se habría profundizado en lo que va de septiembre", comunicó la entidad monetaria para explicar las razones de sostener el porcentaje. Sin embargo, desde ese organismo se fundamenta que, de todas maneras, la tasa efectiva anual de 209% es positiva frente a la inflación anual.
Según el BCRA, la inflación del 12,4% estuvo "impulsada por el traslado a precios de la mayor volatilidad financiera registrada en la segunda mitad del mes y la recalibración del nivel del tipo de cambio oficial", es decir, la devaluación del 22% dispuesta tras las PASO.
En el actual contexto de la economía, reajustar las tasas implicaría un mayor endeudamiento del Central que, según cálculos del mercado, ya llega a los $ 20 billones y que, mensualmente, viene creciendo a un ritmo de $ 2 billones. En otras palabras, esa tendencia sería más combustible para la inflación por más que una suba de aquellas tasas contribuya, por ejemplo, a contener el valor de los dólares financieros.
“El BCRA continuará monitoreando la evolución del nivel general de precios, la dinámica del mercado de cambios y de los agregados monetarios a los efectos de calibrar su política de tasas de interés y de gestión de la liquidez”, se informó oficialmente.
Según el economista Gustavo Ber, un escenario de mayor emisión monetaria en momentos de aceleración de la inflación, y sin una nueva suba de tasas por el momento, podría inclinar a los inversores hacia una profundizada dolarización en esta etapa de transición. “Esa reacción podría tener más impacto post-septiembre, cuando finalice el “dólar soja 4” que viene actuando como puente al sumar más divisas del campo y también mayor oferta a través del Contado con Liquidación (CCL), explica el analista bursátil.
Luego del duro dato de inflación, y con la expectativa de que la tasa no volvería a elevarse por ahora, los operadores se encuentran atentos a la reacción de los ahorristas ya que su menor retribución podría activar un más decidido rebalanceo de carteras.
Esa dinámica podría sumarse a la retracción en la demanda de dinero en marcha por el proceso electoral y la aceleración de la nominalidad de la economía, todo lo cual deja vulnerables a los dólares financieros y libre de enfrentar renovadas presiones -más allá de las crecientes intervenciones- ya que el actual contexto podría acentuar aún más la constante búsqueda de cobertura en momentos de alta sensibilidad frente a los serios desafíos por delante, alerta Ber.
Según los analistas, mantener la tasa de interés implica más riesgos de dolarización por parte de los ahorristas que intentan resguardar su capital en momentos en que el mismo Ministerio de Economía les brinda la posibilidad de acceder a más pesos para adquirir divisas (especialmente las que se consiguen físicamente en el mercado informal) por la decisión de subir el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias.